"... bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida, mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas".
Kerouac. En el camino
Tanto cabreo, tanto estrés y tanta presión por siete pares de ojos de besugo. Los robots no se entretienen desayunando, no duermen, se duchan en diez minutos y salen, andan por las calles como autómatas y yo me estoy convirtiendo en uno de ellos, perdiendo a la gente que me interesa, sin ganas de nada en ningún momento, van y vienen y cumplen con su horario y su cometido, sin aspirar a más que a sobrevivir a otro día, olvidando que alguna vez fueron fabulosos cohetes amarillos...
Kerouac. En el camino
Tanto cabreo, tanto estrés y tanta presión por siete pares de ojos de besugo. Los robots no se entretienen desayunando, no duermen, se duchan en diez minutos y salen, andan por las calles como autómatas y yo me estoy convirtiendo en uno de ellos, perdiendo a la gente que me interesa, sin ganas de nada en ningún momento, van y vienen y cumplen con su horario y su cometido, sin aspirar a más que a sobrevivir a otro día, olvidando que alguna vez fueron fabulosos cohetes amarillos...